Hace dos años, poco más, mi desayuno consiste en un licuado. Muchos meses lo tomé sólo con las variaciones de los ingredientes que se iban acabando, los cuales eran:
- 1 plátano
- 2 cdas de avena
- 1 cda de amaranto inflado (apenas supe que lo era,que el que venden acá ya está tostado)
- canela al gusto (en mi caso, más que una pizca)
- 1 cda de miel
- 1 cdita de semillas de girasol
- 1/2 cdita de linaza molida
- 4 o 5 arándanos deshidratados
- 1 nuez
- 2 almendras
- Leche de soya (industrializada)
Así estuve mucho tiempo, y la verdad no negaré que me sentaba bien. Luego fui agregando manzana, o cambiando el plátano por esta última, a veces variaba con ciruelas pasas, en vez de arándanos, a veces fresas...
En los últimos meses, he aprendido algunas cosas. Por ejemplo, a leer las etiquetas de los productos. Así, la leche de soya Ades, dejó de estar en la lista del supermercado porque contiene azúcar añadido y saborizantes (¿qué otra cosa puede esperarse? ¡Es producto industrializado, tiene por lo tanto conservadores!!)
También, que es necesario activsr las semillas antes de su cinsumo, para eliminar un tal ácido fítico que no resulta benéfico para el organismo. Se activan con cierto tiempo en remojo.
Pot otro lado, de acuerdo con la trofología (correcta combinación de alimentos para procurar su adecuada digestión), no se puede hacer un coctel con todas las frutas que se tienen a la mano. De hecho, lo mejor es no combinarlas, o a lo sumo poner dos de ellas. Yo no he podido hacerlo del todo.
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